Array, qué sería si…

Como emoción, Array sería intimidad, por un uso de hilos que nos es familiar y táctil, y unas luces que ofrecen un cálido abrazo. Un efecto envolvente, que combina una suave iluminación descendente con el sutil resplandor ascendente generado por la fuente de luz oculta en el aro inferior, y que genera un atractivo gradiente cromático.

La escalera de la Galería Hayward, donde el artista coreano, Do Ho Suh utiliza una fina tela de poliéster para recrear la escalera de su apartamento en Nueva York, es el objeto en el cual se reencarnaría la lámpara “por un carácter traslúcido y ligero, que permite que la obra tenga gran presencia, sin resultar agobiante, y con unas capas de llenos y vacíos que invitan a que la mente rellene los huecos y complete la imagen”.

“Multiculturalidad”, contesta Yamac cuando le preguntamos qué cultura sería la colección. Un término que hace referencia a la diversidad y convivencia de personas u objetos, donde cada uno tiene su propio espacio y colectivamente forma parte de un todo, que la colección materializa en una armónica convivencia entre el hilo, el aluminio, el latón y el policarbonato.

Convertida en planta, Array sería un diente de león, “por cómo éste se transforma, de algo pequeño y compacto cuando está cerrado, a algo grande y espacial cuando se abre”. De este espíritu dinámico y cambiante se contagia una lámpara donde los hilos parecen vibrar cuando son atravesados por la luz.

El juego también encuentra su lugar en una colección que Yamac imagina como una peonza, que gira sobre su centro de gravedad para crear un efecto giroscópico también visible en Array, donde el entrecruzamiento de los hilos añade un toque lúdico y una característica ilusión de movimiento.